Cerrando el círculo

Economía circular
"El objetivo es mantener los recursos en la economía durante más tiempo"
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La aerodinámica de los pájaros para los aviones, la tela de las arañas y el nylon, el cardo bardana y el velcro… Desde hace siglos, la naturaleza ha servido de inspiración para crear todo tipo de productos y dispositivos. ¿Por qué no utilizarla de ejemplo para nuestros residuos?

Extracción, refinamiento, fabricación, ensamblaje, uso del producto y residuo. Esta es la vida de la mayoría de los productos que utilizamos día a día, lo que se conoce como economía lineal. Actualmente cada europeo consume 14 toneladas de materias primas y genera otras cinco. Este ritmo de consumo y generación de residuos está provocando el agotamiento de recursos naturales y combustibles fósiles, a la vez que genera una cantidad de basura que está llegando en muchos casos al límite. Tal es el caso de Ghana, el país africano considerado “el mayor vertedero electrónico de Europa” donde cada año se importan al menos 40.000 toneladas métricas de desechos electrónicos, con los consecuentes riesgos para la salud, ya no solo para los trabajadores del vertedero si no para los habitantes de las aldeas más cercanas debido a la contaminación del suelo y las aguas subterráneas.

 "Gracias a este nuevo sistema económico, los países comunitarios podrían ahorrarse hasta 630.000 millones de euros anuales y crear 580.000 empleos"

Tomando como ejemplo los ciclos de vida de la naturaleza ha surgido la idea de economía circular. Se trata de un sistema de aprovechamiento, cuyo objetivo es minimizar la producción y lograr que los recursos y materiales se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible reduciendo en todo lo posible la generación de residuos. En definitiva, cerrar el ciclo de vida de los productos, servicios, residuos, materiales, agua y energía que se utilizan en el día a día tal como ocurre en la naturaleza, consiguiendo la máxima eficiencia del uso de los recursos.

Gráfico economía circular

La economía circular se basa en varios principios:

  • Eco-concepción. Considerar los impactos medioambientales a lo largo del ciclo de vida de un producto e integrarlos desde su concepción.
  • Ecología industrial y territorial. Establecer un modo de organización industrial en un mismo territorio, caracterizado por una gestión optimizada de los stocks y de los flujos de materiales, energía y servicios.
  • Economía de la “funcionalidad”. Prevalece el uso frente a la posesión, la venta de un servicio frente a un bien.
  • El segundo uso. Reintroducir en el circuito económico aquellos productos que ya no se corresponden con las necesidades iniciales del consumidor.
  • Reutilización. Volver a utilizar ciertos residuos, o ciertas partes de los mismos que aún sean funcionales, para la elaboración de nuevos productos.
  • Reparación. Encontrar una segunda vida a los productos estropeados.
  • Aprovechamiento de los materiales que se encuentren entre los residuos.
  • Valorización. Aprovechar energéticamente los residuos que no se pueden reciclar.

En definitiva, gracias a este nuevo sistema económico y según datos del Parlamento Europeo, los países comunitarios podrían ahorrarse hasta 630.000 millones de euros anuales y crear 580.000 empleos. Un impacto económico que iría paralelo al beneficio medioambiental, ya que ayudaría a rebajar un 70% las emisiones de CO2 para 2030.

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