Debido a su cercanía con Dinamarca y su importante puerto, Malmö siempre estuvo ligada a la construcción de grandes buques, creando un gran tejido de industria pesada a su alrededor que atrajo a grandes empresas y astilleros. Hasta 1970, cuando una gran crisis económica afectó a la industria sueca, cesando su actividad y dejando tras de sí una zona abandonada y contaminada.
Pero los suecos supieron reinventarse. Decidieron que la ciudad se convertiría en todo lo contrario, pasando a ser ejemplo de reconstrucción ecointeligente, gracias al gobierno y, en gran medida, a sus ciudadanos, siempre comprometidos con la causa.
Reconstrucción
Así, la zona del muelle occidental del puerto fue descontaminada, y en ella se empezó a construir Västra Hamnen, un barrio residencial en el que todo gira en torno a la eficiencia y la sostenibilidad: desde el abastecimiento energético basado íntegramente en energías renovables a la construcción de edificios de bajo consumo energético. Además, el barrio dispone de una bomba que extrae calor de las aguas subterráneas del Mar del Norte, proporcionando a la población calefacción y refrigeración.
Los residentes del Turning Torso que pueden monitorear el consumo de calor y agua desde cada vivienda, para así planificar sus propios costos de energía y por lo tanto su impacto en el medio ambiente.
Cabe destacar también el barrio de Augustenborg, otro de los puntos fuertes de la ciudad. Construido en la década de los 50, fue abandonado debido a las inundaciones que sus vecinos sufrían frecuentemente. Ahora, le han dado la vuelta al problema y han creado una red de recolección de agua pluviales, así como la incorporación de techos verdes y jardines en azoteas con los que han atajado el problema de una forma 100% ecológica.
Compromiso
Pero todo esto no habría sido posible sin el compromiso de sus ciudadanos, que se desplazan en bicicleta por sus 420 km de carril bici animados por programas como Business on Bikes, consiguiendo que el uso del vehículo de motor privado para trayectos de menos de 5 km haya bajado un 10%, aumentando también el uso del transporte público. Además, destaca también su compromiso con el reciclaje. Se calcula que los ciudadanos de Malmö reciclan el 80% de la basura que generan.
Residuos
Son precisamente parte de esos residuos, los biodegradables, los que proporcionan calefacción a los residentes de uno de los edificios emblemáticos de la cuidad, el Turning Torso, que cuentan con un triturador de restos de comida que las deposita en un tanque especial, que se utilizan como fertilizante o para hacer biogás, y que luego calentará sus hogares. Además, se implica a los residentes de cada apartamento, que pueden monitorear el consumo de calor y agua desde cada vivienda, para así planificar sus propios costos de energía y por lo tanto su impacto en el medio ambiente.
El caso de Malmö ha demostrado que aunando esfuerzos entre gobiernos, instituciones, empresas y habitantes se pueden conseguir logros que en un principio podrían parecer utopías.